miércoles, 5 de marzo de 2008

Para empezar, los restos de mis naufragios

Siempre hay experiencias en la vida que te dejan el sabor de la impaciencia. Nunca sabrás en que momento decir las cosas, e incluso, si las debieras decir. Pero a pesar de eso siempre se dice, para no incumplir la máxima, mejor hacerlo que arrepentirse de no hacerlo. Hay situaciones, siempre situaciones en las que un punto de vista se encuentra en la niebla con un muro. ¿Quién puede ser ese muro?, un compañero de piso, una novia, tu hermano o un amigo de Teruel. A veces ni siquiera tiene que ver con esto y quien te encuentras es una fantasía, o un sueño e incluso llega el caso de la pesadilla. Como hacer en ese caso; sigamos leyendo.

Todo esto desemboca a lo turbulento de esta narración, de este viaje, de esta experiencia. Que experiencia? diréis vosotros; pues toda experiencia de lo que ciega a lo largo de la vida, o de lo que ilumina, o de lo que deja sombras. Lo peor es el último punto, lo que deja sombras. Sea como sea siempre te van a quedar sombras, nunca sabrás nada seguro, e incluso lo que tienes por incierto te enterrará la duda de si realmente es verdaderamente incierto.

A que viene todo esto os preguntareis. Pues viene a un torrente de cosas que se me pasan ahora por la cabeza en el momento de inaugurar esta piedra Roseta entre tres culturas, de tres almas, de tres conjuntos, si me aceptáis la comparación queridos compañeros de blog.


Pondré un ejemplo:
- El otro día fui a una comida con unos amigos y había una compañera de piso de una amiga que es de un país muy complicado pero a la vez lejano, muy lejano. Seria imposible entender la situación pero hay ciertas cosas en esta vida que te acercan a países tan distantes y a momentos que nunca podríamos imaginar: ese regalo se llama cine. El nexo de esa comida era una película. El titulo seguro que os suena, a los que no afortunados sois de leer esto para conocerlo:


Le conocéis?, merece la pena. Pues a lo que iba, en esa comida estaba una chica de Ruanda, que habríais echo vosotros, le habríais preguntado por la peli, si la había visto, o si era parecido a la realidad, o si le había pasado algo parecido a ella. Claro que al final no lo hice, la maldita educación y tacto me lo impidieron, pero me quede con la duda, pero era arriesgado, nunca sabes lo que te puedes encontrar en la otra cara del folio. Y la duda provoca…

Seguiré con otro ejemplo:
Siempre que sales a dar una vuelta en bici, con tus piernas llenas de combustible y con la cara aun caliente del ultimo interior que te cuidaba, proponerse la meta es muy borroso, piensas que puedes llegar a donde ha llegado tu inconsciencia y tu orgullo. Cada curva que doblas y te guardas es un nuevo alimento para ese sentimiento, para ese bolsillo de neuronas, le das más y eres más pájaro cada vez que despides árboles a la cremallera del camino. Lo peor es si te encuentras el mar, entonces tu mente se inunda y tus pedaladas se convierten en olas sin necesidad de viento. Sigues y sigues y cada vez que te alejas mas de ese punto del que saliste, en ese punto que tu cara estaba calida, te das cuenta de te vas olvidando de cosas. A lo mejor es lo que querías, o no, pero lo haces y te pasa, mas bien te lo construyes. Lo malo es que empieza el cansancio y deberías volver. Ahí esta el error, no deberías volver, deberías darte cuenta que cuanto mas te alejas mejor te sientes pero por alguna retorcida razón se te ocurre volver y hay empieza el dolor otra vez. Hay que darse cuenta que el dolor de la bicicleta esta en el regreso, el camino del regreso.




Y ya el ultimo ejemplo:

Vives en un lugar en el que hay un pez, un pez que escucha aparte de nadar, un pez que come pero no solo se alimenta de la mierda que le echan, un pez que crece por que cada vez tiene mas alimento. Ya os he dicho que ese pez no solo come comida para peces. Ese pez come palabras y movimientos, devora hechos y acompaña su digestión con miradas. Es un pez tan listo que cada coletazo que da lo acompaña por un eco en ese lugar en el que vives. El pez tiene que respirar y por lo tanto hace respirar al lugar; todo se mueve en la pecera, el controla el lugar en el que vives y aunque tu no lo creas, el pez te mantiene vivo.
El problema llega cuando el pez se aburre, y claro que se aburre, dando siempre vueltas en su pecera. Lo que hace es mover el agua y salpicar un poquito, solo un poquito. Pero esas minúsculas gotas de agora te salpican y entonces tú también te haces pez y quieres escapar de la modorra, no eres consciente pero ahora formas parte del pez y buscas que al movimiento de las aletas, al crujir de tus pulmones, la pecera se mueva. El resultado trae consecuencias infinitas y encadenadas pero en ningún momento son provocadas. Es simplemente el movimiento de la pecera y que bonitas son las peceras.





Conclusión

Esta es la mejor parte en la cual, después de leer esto, os preguntáis cual es la finalidad, cual la lectura o cual la conexión. Lo mejor de hacerte creador o duda, de tomar la iniciativa, de irte a dar la odisea en bicicleta o de meterte en las escamas de un pez es que no tienes que conectarlo, solo es eso. Por que? Por que se creía que es la mejor idea para empezar un blog en el que la conexión solo es la substancia de nuestro pensamiento y el zumo del teclado para crear un triturado de recuerdos, Eso es lo que queda aquí, eso es lo que sumerjo, eso es lo de lo que me alimento.
Y aparte de la miscelánea, queda lo visible en día de sol, tres películas para ver para aquel que después de leer esto piense que es una mierda. Así sacara algo en limpio de los escombros de mis pensamientos. He dicho

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